Los beneficios del tratamiento psiquiatrico son numerosos:
Mejora la calidad de vida
Aumenta el bienestar personal, social y familiar
Aumenta la relajación y emociones positivas
Disminuyen las emociones negativas (ansiedad, tristeza, ira, irritabilidad, etc.)
Promueve un pensamiento más flexible y positivo
Mejora las relaciones personales y familiares
Aumenta el autocontrol y la regulación emocional
Aumenta la autoestima y refuerza el autoconcepto
Mejora la resolución de problemas y conflictos
Ayuda a superar los obstáculos y miedos
Promueve la adaptación y el afrontamiento positivo
Aumenta la resiliencia
¿Cómo funciona?
Se realiza evaluación inicial en la que se establece el primer contacto directo entre el paciente y el psiquiatra. El objetivo de esta primera etapa es que el paciente pueda explicar su motivo de consulta, es decir, el problema a tratar o la necesidad a cubrir, así como permitir que el psiquiatra conozca varias de las características del paciente y de su contexto de vida: el modo en el que se relaciona con su familia, su situación laboral, el entorno en el que reside, etc
Para ello, se realizan entrevistas en las que se anima al paciente a expresarse abiertamente y con honestidad, en un ambiente en el que no se prejuzga ni se culpa al paciente independientemente de lo que explique. Además, ya desde los primeros minutos de la primera sesión, el psiquiatra informa al paciente de que toda la información que exprese será tratada como confidencial.
¿Qué sigue después?
Tras haber ido acumulando información, el psiquiatra establece hipótesis acerca de lo que le está ocurriendo al paciente y lo que se espera que funcione a la hora de ayudarle a superar ese problema. Estas hipótesis servirán como puntos de referencia para proponer objetivos y comprobar si la intervención psicológica o farmacológica funciona o no. No hay que olvidar que la psicoterapia forma parte de la ciencia aplicada y que, por consiguiente, se basa entre otras cosas en realizar previsiones. El psiquiatra le hace al paciente un resumen de su hipótesis y plantea las conclusiones a las que ha llegado tras analizar su caso. De esta manera se establece un consenso acerca de la naturaleza del problema que tiene el paciente, y el psiquiatra propone un plan de intervención (Psicoterapeútica o/y psicofarmacológica)